El sitio que hoy os traemos lo encontramos de casualidad. El motivo que nos llevo hasta tan bello lugar fue una investigación que estabamos haciendo para una de las asignaturas de la carrera de Ruisusensei, nuestro afán explorador hizo el resto.
Solo por ver el jardín ya mereció la pena la visita.
Al dar la vuelta para rodear el edificio encontramos una pequeña habitación a la que se podía acceder, en la cual habían almacenado algunos muebles y baúles.
Un poco mas tarde, con algo de tesón y mucha mañana pudimos acceder al interior.
Sobre todo quedamos maravillados por el papel de la pared, que se conservaba casi intacto en la mayor parte de las habitaciones.
Cual fue nuestra sorpresa al descubrir armarios camuflados en las paredes, en cuyo interior aun se conservaba vajilla.
En el piso superior aun fue mayor nuestra sorpresa al encontrarnos sin previo aviso con un baño casi intacto, que aun conservaba las botellas de lociones y jabones.
Seguimos explorando, desde fuera parecía mas pequeño de lo que por dentro resulto ser.
Al fin, a través de las salas conseguimos llegar a la entrada principal.
Desde aquí se accedía a la zona de servicio con claras muestras de haber sido habitada con posterioridad al abandono del palacio, quizá por los dueños incapaces de mantener semejante edificio, o quizá por ocupas e indigentes que vieron en este abandono el refugio perfecto.
Lo que si es cierto es que fuere quien fuere, conservo, aunque desordenadamente muchos objetos de la familia propietaria, incluyendo libros de texto, cuadernos de notas, y alguna que otra fotografía.
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